martes, 17 de septiembre de 2013

Hasta el final

Ella estaba entretenida amasando en la cocina, cuando sintió una presencia en la puerta. Era él, lo sabía sin ni siquiera mirar.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí?- preguntó ella.
-El suficiente como para ver cómo te manchabas la nariz al rascarte.- ella se sonrojó, y volvió a rascarse la nariz. Se giró y se encontró con él justo delante. Notaba su respiración, calmada, casi imperceptible.- ¿Quieres que te ayude?- Se puso detrás de ella, puso sus manos sobre los de ella, y juntos amasaban rítmicamente. 
- Como sigamos amasando esto no se va poder comer –le dijo ella mientras se daba la vuelta y le manchaba la nariz con harina.
-Si es que más romántica no puedes ser. – le dijo él mientras la abrazaba contra sí y le mordía el cachete.
-Es o eso o no comer. Ya ves por la opción que más me inclino. – contestó mientras le sacaba la lengua. 
-¡Qué gruñona te pones cuando tienes hambre!- dijo mientras le mordía la lengua.- ¿Quieres que te ayude?- preguntó él.
-Puedes ir poniendo la mesa. Aunque me gusta tu presencia aquí conmigo. ¿Me acompañas a estar sola?
-Por supuesto; eso siempre pequeña.- Se sentó en una silla de la pequeña mesa de la cocina, y la observó hacer. Contempló sus pies descalzos, tocando aquellas frías baldosas, en pleno otoño. Subió por sus piernas, morenas de aquel caluroso y soleado verano. Llevaba un pantalón corto de deporte, y una de las camisas viejas de él. Luego olerían a ella, y eso le encantaba. Y terminó su pequeña expedición en su nuca desnuda. La seguía mirando como la primera vez, hace ya tanto tiempo. Era como si los años no hubieran pasado, como si todo fuera como siempre. Pero él sabía que no era así.
Ella tenía cicatrices, miles de cicatrices invisibles producto de la vida y el tiempo, y él también. Pero la había recuperado, y eso era lo único que importaba. Había luchado por encontrarla, por conquistarla de nuevo, por demostrarle que una vida juntos valía más que mil vidas separados. Y no pararía de luchar por ella hasta que su corazón dejara de latir. Sabía que no sería fácil, pero iba a enamorarla todos y cada uno de los días de su vida.

Hasta el final.
Luna Plateada

martes, 10 de septiembre de 2013

Receta de la Felicidad

Ingredientes:
-Un abrazo antes y después de cada comida (10 veces al día). Añadir más al gusto de cada uno.
-24 besos apasionados, uno por cada hora del día. En el caso de no tener, no preocuparse, puede añadirse a la cantidad de abrazos (34 abrazos).
-Comer más fruta y más verdura.
-Un puñado de sonrisas, preferiblemente nada más levantarse, y dedicadas a ti (en primer lugar) y a los demás.
-Hablar con uno o varios amigos al menos una vez al día. NO descuidar una relación más de 10 días. Atentos a la fecha de caducidad.
-Una pizca de paciencia.
-Añadir algún que otro capricho. Debe incluirse tu comida favorita, tu afición favorita o tu libro favorito. Cualquier capricho, pero con moderación.
-Hacer ejercicio al menos tres veces a la semana (45 min. o más/día).
-Sexo. Mucho sexo. Preferiblemente con amor y cariño.
-Demostraciones varias a los demás de lo que sientes (una vez cada dos días mínimo).
-Muestras de cariño para con tus familiares.
-Un gesto (o más) de buena persona al día. 
-Contraingredientes: Por favor, exclúyase enfados, críticas no constructivas, hablar mal de los demás, ser impaciente y por supuesto, tratar mal a los demás. Haciendo daño a los demás, te haces daño a ti mismo. Y estropeas la receta.
La felicidad atrae la felicidad

Ingrediente secreto: (Interesados, preguntar en un comentario)

Preparación:
Mézclalo todo bien, y añade un poco de cada cosa al día a día. Se recomienda hacer esta receta con amigos, familiares y demás personas importantes. En caso de falta de alguno de los ingredientes, contrarrestar añadiendo un poco más de lo demás.

Anotaciones:
*La mezcla de todos los ingredientes debe hacerse con amor, armonía y moderación. 
*Añadir más ingredientes según el gusto de cada persona. 
*A poder ser, abstenerse de añadir vicios/drogas.

Recuerde que cualquiera puede ser un buen cocinero, y que no siempre la receta nos sale igual. No se preocupe, con lo años se va perfeccionando. Ser feliz no es una meta, sino un estilo de vida.
Luna Plateada