Miedo, totalmente humano, pero irracional. Y aún sabiendo esto, sigue teniendo miedo. No se siente protegida, y hace tiempo que esa palabra ya no sirve para ella. Hace tiempo que no siente que alguien la proteja, que esté ahí cuando no puede consigo misma. Hace tiempo que se ha abandonado.
Un escalofrío le recorre el cuerpo, y de pronto siente que se ahoga en la habitación en la que se encuentra. Mira por la ventana y contempla las nubes que acechan en el cielo. Un sentimiento de soledad le recorre cada centímetro de su piel.
‘Quizás es que nadie sabe cuidarme. Ni siquiera yo.’ Piensa, mientras llora en silencio. Sí que hay personas que saben cuidarla, pero no se deja. El problema es ella. Empieza a llover. Miles de gotitas caen en la cornisa de la ventana, y por un momento, la chica se siente acompañada por las nubes. No es la única que llora.
Se tumba en la cama, se coloca la manta sobre ella y comienza a llorar mientras abrazaba la almohada con todas sus fuerzas. Ya no puede más; solo quiere dormir y despertarse cuando haya pasado el invierno.