lunes, 4 de febrero de 2013

Precipicios vertiginosos

-Bueno, ¿a dónde vamos hoy? – preguntó ella, mientras se acomodaba en el asiento del copiloto. Como cada domingo por la tarde, quedaban para perderse.
- A algún lugar de ninguna parte – le contestó él. Era un código. Ella siempre le preguntaba eso, y él siempre le contestaba lo mismo. Era su manera de conectar, de saludarse. Sólo se venían los viernes, y cada uno de los 52 viernes que tenía el año, era más especial que el anterior.
Ella
Él condujo hasta un precipicio, donde había un banco. Desde allí se veía perfectamente el atardecer. Llegamos justo a tiempo. Salí del coche; estaba impresionada por las vistas. Completamente anonadada.
-¿Por qué no me habías traído antes a este lugar? – pregunté. 
Apoyo para los enfermos de cáncer. Sois héroes.
Él
-Porque estaba esperando el momento – dije. “Se me ha escapado, pff. No quería decirle eso”.
Ella me miró con ojos inquisidores. Estaba esperando que me preguntara por qué había dicho eso. En vez de eso, se limitó a mirarme, y luego se acercó al banco. 
Ella
Me senté, contemplando la majestuosidad de aquel atardecer. “Porque estaba esperando el momento. ¿A qué se refería? ¿Siente él lo mismo que yo?”. Él se sentó a mi lado, sin mirarme, y juntos contemplamos cómo las nubes se teñían de colores al antojo del sol.
-Este es el único momento en el que ponemos mirar el sol. Como si nos permitiera un momento para observarlo antes de que se vaya, y justo después de que vuelva –dije.
-¿Crees que esconderá algo? –me preguntó.
-Como todos, supongo – contesté.
Él
“Entonces ella también escondía algo. Es tan difícil saber lo que piensa. Venga, voy a decírselo. Es la última oportunidad que tengo”.
-Luna… -dije.
-Espera, espera. Tengo que decirte algo – me dijo ella, poniéndome el dedo índice en los labios. 
Ella era la chica más interesante que he conocido. Le gustaba AC/DC, Nirvana, Led Zepelin, aunque también la música clásica, algo contradictorio pero sumamente atractivo. Encima era guapa y tenía sentido del humor. Pero, ¿cómo iba a querer estar con alguien como yo?
 – He conocido a un chico – Aquellas palabras cayeron sobre mí como una piedra muerta. Y me hundieron. Por un momento, quise no estar allí, no haberla conocido nunca.
Ella
“Venga, díselo ya.” Su cara cambió drásticamente, y no pude evitar entristecerme al verle. Lo estaba entiendo todo mal.
-Es suficiente, no quiero saberlo – me dijo él.
-Espera, no es lo que crees – le dije.
-¿No es lo que creo? Has conocido a un chico, que es interesante, guapo, inteligente. Vale, perfecto. – contestó, a la vez que se levantaba del banco y se dirigía al coche.
Le agarré del brazo, y le miré a los ojos. “¿Acaso creía que me podía gustar otro chico que no fuera él?” Pero no le dije nada. Las palabras se me atropellaban en la garganta, formando un nudo que ni el marinero más experimentado podría deshacer.
-Vámonos, mañana me tengo que despertar temprano – dijo él con frialdad. Le agarré la mano, obligándole a que me mirara a los ojos de nuevo. Cogí impulso y se lo dije.
-Fue el otro día, en el parque. Estuvimos hablando y me dijo algo que me hizo darme cuenta de que… - “venga, dilo, Luna” – me gustas. Y de que estoy perdiéndome muchos besos por no arriesgarme. Y abrazos, y mucho más – dije, pero él me besó, y me desató aquel nudo de la garganta. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no podía creérmelo, por fin estaba besando aquellos labios que tanto me había parado a mirar.
Él
“¡¡¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!!! Dios, ¡qué alivio!” Después de un largo beso, nos dimos cuenta de que el sol ya había desaparecido, dejándole espacio a la Luna. Le cogí de la mano, y fuimos así hasta el coche. La curiosidad me podía, y no pude evitar preguntarle:
-¿Qué te dijo el chico?
Ella
-Citó a John Dorian: "Últimamente he pensado mucho sobre arriesgarse, en el fondo solo se trata de superar tus temores. Porque a decir verdad, cada vez que aceptas un gran riesgo en tu vida, acabe como acabe siempre te alegras de haberlo aceptado."

Él se acercó a ella y la besó intensamente, demostrándole que aunque le den miedo las alturas, adora los precipicios.

Luna Plateada

9 comentarios:

  1. Buufff, los riesgos, vaya tema has elegido!! jaja.
    La verdad es q es algo complicado. Si sale bn, es perfecto, tal y como ha ocurrido en tu texto, pero si sale mal... el dolor puede ser indescriptible... Claro q si no te arriesgas nunca sabrás cómo podían ser las cosas!
    Yo puedo decir q el último riesgo q asumí me ha costado parte de salud, no debí haber arriesgado mi corazón por una persona q ya me lo había roto anteriormente... Ojala no hubiera dado esa oportunidad...

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  2. Bonito texto, aveces algunos riesgos merecen la pena..como dice la frase "quien no arriesga no gana" un beso!!

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  3. Que bonito el texto!!!
    me gusta mucho:)

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  4. Muchas gracias por pasarte por mi blog :)
    Yo también me quedaré por aquí ^^
    La frase de subtitulo del blog puede ser de Flores en el ático? Me suena...
    Por cierto, gran historia, creo que es uno de esos amores que todos queremos vivir, de esos que sueñas, que ves en las películas y que con suerte, algún día quizá vivas..
    un besito!

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  5. Qué tierno!!!
    Me encanta la última frase: aunque le den miedo las alturas, adora los precipicios.
    Estoy de acuerdo con lo de arriesgarse, siempre es un reto a tus temores.
    Un abrazo, Luna.

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  6. Qué bonito... Me ha encantado, y eso que a mí las cursilerías no me gustan nada. Esta entrada tiene el punto justo de romanticismo, como para no resultar empalagosa. Muy dulce.

    Un beso :D

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  7. oh me a sorprendido, la verdad esta genial. Escribes muy bonito y muy romantico :D
    Tambien eres de Redondela? Eso es raro jajaj pero increíble
    Un beso, me paso ♥
    http://believebreathedream.blogspot.com.es/
    Pd: ⏃ Desde Gallifrey a Hogwarts ϟ

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  8. Owwn ♥ :)
    Hermoso, precioso!
    Me pareció divertido y a la vez romántico. Y es verdad cuando la chica dijo que se estaba perdiendo besos y abrazos por no arriesgarse.
    ¡Increíble!

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