Se metió en la cama como todas las noches, en su lado. Y dejó conscientemente el hueco para el recuerdo de aquella persona que una vez estuvo ahí, a su lado. La cama no es que fuera muy grande, pero ella estaba bastante cómoda en su esquina, dejando hueco para el vacío.
Se puso a leer tranquilamente, y de pronto, como todas las noches, volvió a notar su presencia. Giró la cabeza hacia el hueco que había dejado y cerró los ojos. Pudo notar cómo aquel chico que hace tanto había estado en su hueco, ahora la acariciaba. Notaba su mano suave, firme y caliente sobre su rostro, y aquella caricia le hizo llorar. Él le apartó el pelo de la cara, le quitó una lágrima que bajaba lentamente por su mejilla y le subió el mentón:
‘Sé fuerte pequeña, todo irá bien.’
Creyó escuchar, y rompió a llorar al abrir los ojos y descubrir lo sola que estaba en su cama, en su casa y en su propia vida. Volvió a cerrar los ojos, intentando evocar aquel recuerdo, pero fue en vano, pues ya no estaba. En cambio, su piel aún seguía sintiendo aquella caricia, como si se le hubiera tatuado en la piel.
Se tapó con la manta, sin invadir el espacio que había dejado para su recuerdo. El hueco que había dejado aquella persona en su corazón cuando se fue.
No sabemos lo que vanos a añorar a alguien hasta que lo perdemos. Bonita historia llena de nostalgia.
ResponderEliminarBesos.
Eso es cierto, y es una pena que sea así y no nos demos cuenta antes. Muchas gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo.
Luna Plateada
Que triste extrañar a alguien de esa manera, espero que ese vació pronto este acompañado. Besos ♥
ResponderEliminarCon el tiempo, todo se cura o aprendes a vivir con ello.
EliminarBesos.
Luna Plateada