Se
asomó al balcón y contempló cómo las olas chocaban contra la orilla. El sol se
estaba poniendo poco a poco. No podía quedarse allí quieta, tenía que tocar el
agua.
Cuando
llegó hasta la playa, se descalzó y sus pies tocaron la arena todavía caliente
por el sol. Disfrutó de aquel calor, pero quería probar el frío del agua, y eso
hizo. Camino por la orilla, mojándose lo pies y contemplando a su vez la
hermosa puesta de sol.
Y de
pronto recordó todo lo que había pasado; los buenos y los malos momentos.
Recordó todas las sonrisas, las lágrimas, las caídas y las veces que se había
levantado. Y recordó también que gracias a todo eso, había llegado hasta ahí,
más fuerte que nunca. No podía ser más feliz. Por muchas caídas, por muchos
problemas, por muchas separaciones que haya, ella seguía luchando. Seguía
luchando por la persona más importante de su vida, que aunque suene egoísta,
era ella misma. ¿Cómo iba a querer o a cuidar a otra persona si no lo hacía antes de
sí misma? Y eso había hecho.
Miró
hacia detrás, y vio sus huellas en la arena; la mayoría borradas por el mar. Y
sonrió para sí porque sabía que nada duraba para siempre, ni las huellas ni los
problemas. Y volvió a mirar hacia delante con más ganas y con más ilusión,
haciendo sus huellas más sólidas.
Mientras,
el sol ya se estaba escondiendo, y cuando volvió a mirar hacia delante, vio una
silueta que se acercaba hacia ella. Ambos se iban acercando poco a poco,
incapaces de apartar la mirada el uno del otro. Ella, por un momento, creyó que
era otra persona pero cuando estuvieron más cerca se dio cuenta de que se había
equivocado. Se quedaron quietos cuando ya estaban muy cerca.
-El
mejor momento del día para pasear, ¿no crees? – preguntó él.
-Pues
sí. Aunque ya queda poco. – contestó ella, extrañada. Era un completo
desconocido, y sin embargo tenía la sensación de que se conocían desde hacía
muchos años.
-Entonces
sentémonos. –dijo él mientras se sentaba en la arena. Le hizo un gesto a ella
para que le acompañara, y después de un momento de vacilación, así lo hizo.
-¿Por
qué me has hablado con tanta confianza si no nos conocemos? – preguntó ella,
mientras examinaba su rostro. Era realmente atractivo. Demasiado.
-¿Por
qué me has contestado si no nos conocemos? – contestó él. Ella se quedó
mirándolo atentamente. Luego se giró para mirar el sol y meditar sobre por qué
le había contestado, y también para disfrutar del momento.
-¿Ahora
no me vas a contestar porque has caído en la cuenta de que has contestado a un
desconocido? – preguntó él.
-Le
das demasiadas vueltas a las cosas – contestó ella.
-No
creo que más que tú. En eso nos parecemos – le dijo él. Y ella se preguntó cómo
aquel chico adivinaba sus pensamientos con tanta facilidad. Volvió a quedarse
callada.
-Eres
demasiado callada con los desconocidos. Creo que deberíamos arreglar eso. Bien, vamos a hacer una cosa: yo te digo algo de mí, y tú me dices algo de ti. ¿De acuerdo? – ella lo miró
interrogante, pero le siguió el juego.
-De
acuerdo.
-Bien,
primera pregunta. ¿Cómo te llamas? – preguntó él.
Y
así empezó algo. Y lo llamo algo, porque es mejor no definir. Definir es
limitar. ¿Quién sabe en qué se convertiría? Pero, ¿qué más daba? La vida es
así, no hay camino, se hace camino al
andar.
Por
eso hay que dejarse llevar, disfrutar del momento mientras dure. Y aprender.
Aprender de lo bueno y de lo malo. Solo tenemos una vida, ¿por qué malgastarla
en algo que no nos hace felices? ¿Por qué no arriesgar? Hay muchas
oportunidades para ser felices.
PD:
Puede que te cruces con una persona, y cada uno siga su camino. O sin embargo,
que se conviertan en una misma huella. Pero lo más importante es disfrutar el
camino. Las huellas son lo de menos.
Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino,sino estelas en la mar.
Luna Plateada
ME ENCANTA.
ResponderEliminarMuchas gracias Leire.
EliminarPor cierto, tienes un nombre muy bonito :)
Saludos.
Luna Plateada
Me gusta que sigas publicando :)
ResponderEliminarMe imagine cada frase como si la estuviera viviendo. Me encanta cuando un texto tiene la magia suficiente para facilitarme la transportación. El texto del final es increíble, siempre me ha fascinado.
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