sábado, 10 de mayo de 2014

Huellas

Se asomó al balcón y contempló cómo las olas chocaban contra la orilla. El sol se estaba poniendo poco a poco. No podía quedarse allí quieta, tenía que tocar el agua.
Cuando llegó hasta la playa, se descalzó y sus pies tocaron la arena todavía caliente por el sol. Disfrutó de aquel calor, pero quería probar el frío del agua, y eso hizo. Camino por la orilla, mojándose lo pies y contemplando a su vez la hermosa puesta de sol.
Y de pronto recordó todo lo que había pasado; los buenos y los malos momentos. Recordó todas las sonrisas, las lágrimas, las caídas y las veces que se había levantado. Y recordó también que gracias a todo eso, había llegado hasta ahí, más fuerte que nunca. No podía ser más feliz. Por muchas caídas, por muchos problemas, por muchas separaciones que haya, ella seguía luchando. Seguía luchando por la persona más importante de su vida, que aunque suene egoísta, era ella misma. ¿Cómo iba a querer o a cuidar a otra persona si no lo hacía antes de sí misma? Y eso había hecho.
Miró hacia detrás, y vio sus huellas en la arena; la mayoría borradas por el mar. Y sonrió para sí porque sabía que nada duraba para siempre, ni las huellas ni los problemas. Y volvió a mirar hacia delante con más ganas y con más ilusión, haciendo sus huellas más sólidas.
Mientras, el sol ya se estaba escondiendo, y cuando volvió a mirar hacia delante, vio una silueta que se acercaba hacia ella. Ambos se iban acercando poco a poco, incapaces de apartar la mirada el uno del otro. Ella, por un momento, creyó que era otra persona pero cuando estuvieron más cerca se dio cuenta de que se había equivocado. Se quedaron quietos cuando ya estaban muy cerca.
-El mejor momento del día para pasear, ¿no crees? – preguntó él.
-Pues sí. Aunque ya queda poco. – contestó ella, extrañada. Era un completo desconocido, y sin embargo tenía la sensación de que se conocían desde hacía muchos años.
-Entonces sentémonos. –dijo él mientras se sentaba en la arena. Le hizo un gesto a ella para que le acompañara, y después de un momento de vacilación, así lo hizo.
-¿Por qué me has hablado con tanta confianza si no nos conocemos? – preguntó ella, mientras examinaba su rostro. Era realmente atractivo. Demasiado.
-¿Por qué me has contestado si no nos conocemos? – contestó él. Ella se quedó mirándolo atentamente. Luego se giró para mirar el sol y meditar sobre por qué le había contestado, y también para disfrutar del momento.
-¿Ahora no me vas a contestar porque has caído en la cuenta de que has contestado a un desconocido? – preguntó él.
-Le das demasiadas vueltas a las cosas – contestó ella.
-No creo que más que tú. En eso nos parecemos – le dijo él. Y ella se preguntó cómo aquel chico adivinaba sus pensamientos con tanta facilidad. Volvió a quedarse callada.
-Eres demasiado callada con los desconocidos. Creo que deberíamos arreglar eso. Bien,  vamos a hacer una cosa: yo te digo algo de mí, y tú me dices algo de ti. ¿De acuerdo? – ella lo miró interrogante, pero le siguió el juego.
-De acuerdo.
-Bien, primera pregunta. ¿Cómo te llamas? – preguntó él.
Y así empezó algo. Y lo llamo algo, porque es mejor no definir. Definir es limitar. ¿Quién sabe en qué se convertiría? Pero, ¿qué más daba? La vida es así,  no hay camino, se hace camino al andar.
Por eso hay que dejarse llevar, disfrutar del momento mientras dure. Y aprender. Aprender de lo bueno y de lo malo. Solo tenemos una vida, ¿por qué malgastarla en algo que no nos hace felices? ¿Por qué no arriesgar? Hay muchas oportunidades para ser felices.

PD: Puede que te cruces con una persona, y cada uno siga su camino. O sin embargo, que se conviertan en una misma huella. Pero lo más importante es disfrutar el camino. Las huellas son lo de menos.

Caminante, son tus huellas el camino, y nada más;  caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino,sino estelas en la mar.
Luna Plateada 

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias Leire.
      Por cierto, tienes un nombre muy bonito :)
      Saludos.

      Luna Plateada

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  2. Me imagine cada frase como si la estuviera viviendo. Me encanta cuando un texto tiene la magia suficiente para facilitarme la transportación. El texto del final es increíble, siempre me ha fascinado.

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