domingo, 29 de enero de 2012

Siempre me quedará...

Y miro a mi alrededor y no veo nada. Pura oscuridad. Hay un trozo de luz en esta oscuridad, pero no lo ilumina todo. Siempre me quedará la voz suave del mar, mientras la lluvia me moja, me empapa, me cala. 

¿Qué hay más allá de ese horizonte? ¿Más allá de esas nubes? ¿De esas estrellas?

Las nubes empañan el cielo, te estás congelando. Sientes frío, y poco a poco te empiezas solidificar, convirtiéndote en una estatua al lado del mar. La marea sube, pero tú sigues firme en la orilla. Todo lo firme que se puede estar encima de las arenas movedizas de la vida.

Tu peso, tu culpa, te arrastra y te hunde, mientras la marea sube y te ahoga. Sin poder hacer nada, ves cómo las nubes dejan pasar un rayo de sol. El último rayo de sol que verás antes de sumergirte en las profundidades del océano. Para siempre.

Luna Plateada


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